UN BUEN LÍDER ES UN BUEN SEGUIDOR
No podemos esperar que Dios deposite en nuestras manos la hermosa responsabilidad de guiar personas, si nosotros mismos no somos buenos seguidores. Si eres el tipo de persona que batalla para dejarse guiar por otros, y en especial, para dejarse guiar por Dios, ¿como podrías ser un líder esperando que los que están a tu cargo te sigan? Finalmente el liderazgo es influencia y si nosotros mismos no modelamos lo que debe hacer un buen seguidor, jamás podremos ser lideres efectivos.
Existe una poderosa promesa de Dios en Isaías 42:16 que dice: “los conduciré por caminos desconocidos, los guiaré por senderos inexplorados; ante ellos convertiré en luz las tinieblas, y allanaré los lugares escabrosos. Esto haré y nos los abandonaré.”
Aquí está el secreto, mientras lideramos, debemos dejarnos guiar por la poderosa mano de Dios. Si yo mismo soy rebelde, quejumbroso, tengo falta de flexibilidad, desobediente, ¿como pretendería que la gente que guió sea todo lo contrario? Debemos recordar que, hablando de influencia, no solo contagiamos la visión, la pasión y la energía, sino todo lo demás.
Ojalá que como líderes contagiáramos solo lo bueno de nuestra persona, desafortunadamente también contagiamos lo malo. Si somos negligentes, si procrastinamos, si no nos preparamos continuamente, si no hacemos la labor con excelencia, si no buscamos a Dios todos los días, eso también se contagiará.
Mi oración de cada día está basada en el Salmo 32:8 que dice: “El Señor dice: Yo te instruiré , yo te mostraré el camino que debes seguir, yo te daré consejos y velaré por ti,”
Sé que no seré un buen líder si de entrada yo mismo no soy en buen seguidor. Es mi oración de cada día, que todos los que estamos en posición de liderazgo, ejerzamos nuestro don, siguiéndolo a Él.
“Que mientras guíes a otros, Dios te guíe a ti”
En Su amor,
Luis Gabriel César Isunza