Cómo redescubrir tu propósito cuando sientes que has perdido el rumbo

Cómo redescubrir tu propósito cuando sientes que has perdido el rumbo

A veces la vida se detiene.

No porque queramos, sino porque algo dentro de nosotros se apaga un poco.

Miramos hacia atrás y sentimos que los días pasan sin dirección, sin chispa, sin propósito.

Quizá estás justo ahí.

Haces lo que debes hacer, pero por dentro sientes un vacío.

Y aunque crees en Dios, te cuesta ver hacia dónde va todo esto.

La buena noticia es que no estás solo. Muchos hombres y mujeres en la Biblia también se sintieron perdidos antes de encontrar nuevamente su propósito. Y lo que Dios hizo con ellos, puede hacerlo contigo.

1. Cuando el propósito parece haberse apagado

Hay temporadas donde todo parece moverse menos nosotros.

Oramos, pero no sentimos nada.

Trabajamos, pero sin pasión.

Servimos, pero sin convicción.

Y nos preguntamos:

“¿Será que ya cumplí mi propósito?”

“¿O será que Dios se olvidó de mí?”

Pero Dios no se olvida.

A veces simplemente usa el silencio y la pausa para llevarnos a un lugar más profundo.

José, por ejemplo, pasó años en prisión sin entender por qué. Moisés vivió cuarenta años en el desierto antes de guiar a Israel. David fue ungido rey, pero tuvo que huir durante años antes de sentarse en el trono.

Dios no había cambiado sus planes. Solo los estaba preparando.

“Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.”

(Jeremías 29:11, NTV)

Si hoy sientes que no avanzas, recuerda: los planes de Dios no se cancelan, solo maduran.

2. Lo que la Biblia enseña sobre el propósito

El propósito no es una meta ni un título, es una relación.

No se trata de “qué hago”, sino de “con quién camino mientras lo hago”.

Cuando buscamos nuestro propósito fuera de Dios, terminamos persiguiendo resultados vacíos.

Pero cuando lo buscamos en Él, hasta las tareas pequeñas cobran sentido.

“Porque somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.”

(Efesios 2:10, NTV)

Dios te diseñó con intención.

No eres un error, ni un plan improvisado.

Y aunque tus circunstancias cambien, tu propósito sigue intacto: reflejar su amor, servir con tus dones y crecer en semejanza a Cristo.

3. Tres pasos para redescubrir tu propósito

a) Detente y escucha

La prisa es enemiga del propósito.

Tómate un tiempo para desconectarte del ruido y preguntarle sinceramente a Dios:

“¿Qué quieres mostrarme en esta temporada?”

No busques respuestas instantáneas. Escucha. Observa. Es en el silencio donde muchas veces Dios vuelve a hablar.

“Estén quietos, y reconozcan que yo soy Dios.”

(Salmos 46:10, NTV)

b) Recuerda de dónde te sacó

Cuando no ves hacia dónde vas, mira de dónde vienes.

Haz memoria de las veces que Dios te guió, te sostuvo y abrió puertas imposibles.

Esa historia no ha terminado. Él sigue escribiendo capítulos nuevos.

c) Da un pequeño paso

El propósito se redescubre en movimiento.

Sirve a alguien. Ora por alguien. Lee una página más. Haz un acto sencillo de obediencia.

No necesitas tener todo claro para avanzar. Solo fe suficiente para dar el siguiente paso.

“Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar.”

(Proverbios 3:5-6, NTV)

4. Cuando no ves el plan completo

Dios rara vez muestra el mapa completo.

Te da una lámpara, no un reflector.

Solo la luz suficiente para el paso de hoy.

Pero mientras caminas, el propósito se revela.

Y un día, mirarás atrás y entenderás por qué pasaste por ese valle.

Conclusión

Redescubrir tu propósito no siempre implica cambiar de rumbo, sino reconectar con la fuente.

A veces, el propósito no es hacer más, sino volver a estar cerca de quien te llamó.

Y si hoy sientes que no sabes qué sigue, recuerda esto:

no necesitas entender el camino para confiar en quien lo diseñó.

Anterior
Anterior

Fe práctica: cómo llevar tu relación con Dios fuera del domingo

Siguiente
Siguiente

El Agradecimiento en Tiempos Difíciles: Una Nueva Perspectiva