¡NO TOMES ATAJOS!
En mis años de vida he llegado a la conclusión de que no hay atajos a la grandeza. Podríamos decir que: «La mayor distancia entre dos puntos es un atajo». Esto es verdaderamente cierto.
Cuando la vida se complica, la tendencia normal es intentar tomar atajos para salir pronto, lo más pronto posible de cualquier tipo de experiencia. Los destinos se convierten en algo casi enfermizo. Queremos llegar lo antes posible, antes que otros lo hagan. Si estamos pasando por un momento complicado, sucede lo mismo, intentamos a como de lugar apresurar las cosas, a las personas y tratamos de manipular las circunstancias.
Vivimos en una generación que simplemente no le gusta esperar. Lo que queremos, lo queremos ahora. Peleamos, rasguñamos, nos afanamos en gran manera para hacer del destino la verdadera razón de nuestra existencia.
Los procesos son tan importantes, como el destino mismo. Si no aprendes esta lección, vivirás grandes dosis de estrés y frustración.
Por casi todo en la vida se paga un precio. Cuando desees crecer en una esfera particular, analiza lo que realmente costará, incluyendo el precio y entonces decide pagarlo.
Los sueños son importantes. De hecho, nada sucede hasta que alguien decide soñar, y mucho más, pagar en precio por la realización del sueño.
Quizá esta sea la parte que nos nos gusta oír. Los sueños realizados tienen un precio. Si quieres un buen matrimonio, te costará algo. Te costará autocontrol, amabilidad, aprender a estar quieto, aprender cómo perdonar, cómo pedir ayuda cuando tu orgullo preferiría negar que la necesidad de ayuda siquiera existe. Si quieres un buen negocio, te costará. Si quieres una vida de carácter e integridad, te costará. Llegar al destino soñado, tendrá una etiqueta que incluye el precio.
Si tienes un sueño, te vendrá con un precio. ¿Cuál será el precio que pagas por capturar los sueños en tu vida? Una de las cosas que he aprendido es que si anhelamos llegar a la cima, tenemos que tomar la decisión de edificar la profundidad de carácter que se requiere para sostener el precio de ese sueño. El carácter no es barato. Viene a un precio, el precio de estudiar, el precio de sufrir, así como con el precio de pasar por pruebas y disciplinas. Aun así, debemos estar dispuestos a pagar el precio. NO HAY ATAJOS A LA GRANDEZA.
En un concierto del gran violinista Paganini, una joven mujer le comentó: “Sr. Paganini, daría la vida por tocar como usted”, a lo que Paganini respondió: “Querida señorita, eso fue precisamente lo que yo di, LA VIDA”.
No intentes buscar o tomar atajos, ya que es engañoso, y lo más importante, perderás uno de los más grandes beneficios que trae la perseverancia y el coraje de seguir adelante, la edificación del carácter que finalmente te permitirá, no solamente llegar a la meta, sino que te mantendrá en ella. Equilibrado, firme, maduro, completo.
Así que, levántate, no corras, no empujes, no grites. Decide continuar por medio del proceso por el cual Dios te ha puesto. Jamás has estado tan cerca de la meta como hoy. No dejes que nada ni nadie te detenga. No pongas pretextos, no te excuses, no culpes a nadie. Decide que vas a ser firme, que no te vas a detener, que no tomarás ningún atajo que te aleje de todo aquello que Dios quiere formar en ti.
Créeme que cuando llegues a la meta, cuando el sueño se realice, cuando hayas llegado al destino trazado, nunca te arrepentirás de haber hecho lo correcto. No solo lograrás llegar, sino lo más importante, llegarás con la mejor versión de ti mismo. Maduro, entero, completo para seguir conquistando todo aquello a lo que Dios te ha llamado hacer.
¡Ánimo! ¡Dios contigo siempre!
Luis Gabriel César I.