¿MIEDO DEL FUTURO?
Siempre ha sido motivo de preocupación para el ser humano el futuro. Hoy más que nunca se han puesto de moda las consultas a los supuestos adivinos, nigromantes, videntes, brujos, encantadores y demás personajes del ocultismo moderno, para indagar sobre lo que las estrellas, el péndulo, la mano, el café y otros elementos más, dicen en relación al futuro. ¿Por qué el hombre tiene una casi morbosa curiosidad por conocer el futuro? Las razones pueden ser muy variadas, pero si podemos usar una palabra para resumir todas las motivaciones de esta búsqueda, yo lo llamaría simplemente “miedo”. Ignoramos lo que el día de mañana nos traerá, no descansamos por no saber lo que se tiene preparado para el futuro, y ese temor, a menudo limita las posibilidades de vivir el presente con endereza y valor. Pensar en el futuro incierto, nos incapacita para ver el presente con objetividad. Necesitamos energía emocional para enfrentar las exigencias de la vida hoy, pero la realidad es que, en muchas ocasiones, no tenemos la fuerza necesaria, porque la angustia por el futuro ha terminado por drenar todo el gozo y paz que tendríamos que utilizar para el día de hoy.
La esperanza que viene de la Palabra de Dios. El salmo 23 dice al final: “La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre”.
Hay dos cosas maravillosas que operan efectivamente en los hijos de Dios. “el bien y la misericordia”. Yo los he llamado “los dos sabuesos de Dios”. No importa donde estés o a dónde te dirijas, siempre estarán buscándote y no te dejarán. No debes de preocuparte por el mañana, Dios mantiene el control. Las cosas van a ser transformadas por él, para nuestro bien. Él toma todo lo bueno, y todo lo malo para hacer todo lo mejor en nuestras vidas. Así que como dice el himnólogo: “Porque el vive, triunfaré mañana”, como oveja, descansa en la fidelidad del Señor, ya que su promesa es simple: “…y en la casa del Señor moraré para siempre”.
Que el Buen Pastor te bendiga,
Luis Gabriel César Olvera